Por el Profesor Dr. Oscar Fay Director del Centro de Tecnología en Salud Pública (Universidad Nacional de Rosario). Profesor de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (U.N.R.).

Es probable que para los primeros años del próximo siglo, nos encontremos frente a una nueva visión práctica de la medicina. En ella estarán priorizados los factores preventivos y la mayoría de los diagnósticos serán producto de un cálculo de probabilidades. Ello será como consecuencia de los pasos acelerados y concretos que en las últimas dos décadas de éste siglo ha ocupado la mayor parte de las investigaciones en el campo médico: la medicina molecular.

Cuatro grandes áreas de la medicina general han sido impactadas durante éste último tiempo por los avances en el mencionado campo: la epidemiología, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento. El concepto práctico de la medicina molecular es el que intenta encontrar los mecanismos moleculares; los más íntimos, que son capaces de producir no sólo alteraciones estructurales o funcionales del organismo humano, sino lo que es mucho más importante, son capaces de frenar, regular y hasta anular procesos patológicos.

Haberse podido introducir en ese fascinante campo, no ha sido otra cosa que contar con herramientas aptas para navegar ese mundo de informaciones, y ellas han sido logradas esencialmente por la biología molecular. Cuando la ingeniería genética comenzó a mostrar en los albores de la década del ´70 que era posible aislar los ácidos nucleicos, cortarlos, enhebrarlos, pegarlos, en fin, manipularlos; lo que se estaba haciendo en el fondo era manejar la información genética y los códigos que ordenaban las características y comportamiento que tienen las células, entre ellas las humanas.

Nacen así, los dos elementos de mayor impacto en la medicina futura. Por un lado el hecho de que en un futuro se podrán conocer los mil millones de moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN) que componen el código genético de una persona; es decir el programa de actividades de todas y cada una de las células que conforman el organismo de un ser humano, y que será su tarjeta de identificación personal, la que seguramente estará metida en un microchip desde que nace, y lo acompañará para siempre como un documento. Pero además con esa identidad, se podrá consultar una base de datos universal donde conociendo la región que se habite, el tipo de alimentación, su trabajo, etc.; se podrá calcular el riesgo que tiene de desarrollar ciertas enfermedades, muchas de las que, obviamente, podrán ser evitadas o corregidas antes que se expresen, y por lo tanto, que ocurran.

Uno de los campos en el que ya se está trabajando para preparar el máximo aprovechamiento del avance antes mencionado es, como se mencionó, la epidemiología. Por ejemplo, se demostró que entre el 5 y el 10% de los cánceres son hereditarios; mediante técnicas moleculares, será posible detectar esta herencia. Claro está que surge un debate - quizá lo más importante en la humanización de esta tecnología - : ¿ Vale la pena que alguien sepa que en algún momento puede tener un cáncer, si no se puede frenar ese proceso?...

El segundo gran impacto de la medicina molecular, ha sido en el campo de la prevención. Hoy se pueden preparar vacunas por ingeniería genética, mimificando actividades de virus o bacterias sin que sea necesaria la presencia de ellas; es decir, sin riesgo de contraer la infección en cuestión, dado que el agente infeccioso no está presente: sólo hay un imitador o copia parcial de sus estructuras o vestiduras (genoma). Agregándose el hecho que esta preparación artificial o vacuna recombinante, puede imitar a varios virus o bacterias a la vez, con el consiguiente ahorro en dosis, transporte, riesgo, etc.; es decir vacunando de una sola vez contra varios agentes. Por agregado, como la vía oral ha sido y es la más inocua o barata para vacunar - no utiliza agujas ni jeringas; no produce dolor su aplicación; puede darse en una dosis; etc.- puede incluirse en alimentos como frutas, leche, caramelos, etc. y producir inmunización (inducir la fabricación de defensas), ya que tiene un trozo artificial del o los agentes infecciosos y por ende es de fácil aplicación, sin necesidad de costosas cadenas de frío, con un atractivo particular para los niños y con una defensa que por lo general le durará de por vida al vacunado (en especial los niños).

Los dos primeros campos de la medicina molecular están estrechamente unidos por la epidemiología molecular en el campo de la vacunología (nueva especialidad médica en algunos países). La epidemiología molecular, describe las características, variantes y alteraciones que los agentes infecciosos realizan para adaptarse a ciertas regiones geográficas, así como sus modificaciones para resistir a los fármacos usados para combatirlos, cambiando permanentemente sus características genéticas (mutantes).

El conocer esas variantes, permitirá usar la vacuna adecuada para cada agente infeccioso, en cada región del planeta; por lo que ese trabajo preliminar de conocer las características y los cambios adaptativos de cada agente infeccioso llamado epidemiología molecular, redundará en enormes beneficios económicos. Especialmente en países con presupuestos para Salud restringidos, ya que podrán invertir en prevención con el conocimiento previo de un costo-beneficio, que hoy en día se hace casi imposible de calcular, al no conocerse realmente la eficiencia de una vacuna en los distintos terrenos y habitantes.

Otro gran impacto en el campo de la medicina molecular, será el avance inexorable de la farmacogenética, que podrá resumirse diciendo que mucho de la farmacología clásica - dosis/respuesta -, quedará superada por la manipulación de genes que podrán insertarse en la cadena de ADN (programa genético de las células), para corregir defectos; algunos de ellos ocurridos desde la gestación, como la fibrosis quística o la hemofilia, y otros generados, por ejemplo por agentes infecciosos, los que podrán ser controlados o anulados definitivamente.

Finalmente, en el campo del diagnóstico, podrán identificarse defectos moleculares en los programas de las células, que sería imposible ver con otra metodología: tal como pretender ver las alteraciones de un programa de computación con un microscopio. Por las técnicas de biología molecular es posible detectar hasta un trozo de un solo virus. Esto es posible mediante una técnica de amplificación llamada PCR, que permite amplificar lo que queremos observar.

Vista así la situación, pareciera que el futuro se reduce a un problema técnico, y que será relativamente simple o función de la factibilidad económica, disponer de ésta nueva forma de ver la Salud. En realidad ha sido y seguirá siendo interpretada, ejecutada y permanentemente transformada por el hombre. Por tanto, disponer de elementos como los señalados y que éstos a su vez signifiquen un mayor bienestar, estará finalmente en sus manos, siendo él quien podrá, con suficiente nivel de comprensión y sensibilidad humana y social, asegurar su máxima utilidad o no.

Surge el debate - y de hecho ya está planteado - de todos los aspectos éticos que deberán discutirse y resolverse para adecuar ésta metodología. No será fácil, pero deberá hacerse, y esto constituirá el desafío de los próximos años. La formación de recursos humanos preparados para asumir estos cambios debe comenzarse ahora mismo.

Deberá existir un claro concepto de la multidisciplinariedad y la necesidad del trabajo en conjunto de verdaderos equipos preparados para poder disponer de recursos sumamente versátiles, atentos a todos los elementos que pudieran interactuar con estos fenómenos moleculares. Debe asumirse que no solo los equipos de Salud estarán altamente involucrados en éste verdadero desafío: su acción interactiva comprenderá a los factores socio-ambientales (llámese ecosistema), y también a los alimenticios.

El gran vector de la mayoría de las enfermedades infecciosas es el hombre, que con su desplazamiento ilimitado, favorecido en los tiempos actuales, prácticamente ha roto con todas las barreras geográficas que existían en la antigüedad. Bastará recordar que de las casi 12.500 enfermedades nuevas registradas en lo que va del siglo por la Organización Mundial de la Salud, más del 60 % son infecciosas. Ellas serán las más controlables hacia el futuro, bajo los auspiciosos avances científicos que hemos señalado.

NOTA: Mi especial agradecimiento al Dr. Oscar Fay, quién al conocer la Segunda Edición de la Guía Práctica de Vacunación, me impulsara a seguir adelante. El escrito precedente, fue su gentil colaboración como introducción a la Tercera Edición (1998). Dr. Carlos Köhler.

Contenido actualizado el October 9, 1998, 9:38 pm